“Desde la bibliografía de un teatro silenciado hasta el teatro
niuyorriqueño: la maestría y teatrología de Teresa Valdivieso”
Carlos Manuel Rivera
Roman-cero, fe de ricos
a: Teresa Valdivieso,
mi nueva Maestra.
Ella me lleva a los
misterios de la hispanidad.
¡Viva nuestra lengua
españolidad!
¡Allá vienen los
gitanos,
allá vienen!
¡ Allá vienen, allá
vienen!
Buscan de su nido las
almejas
logran de silencios
su verdad.
¡Allá vienen los
gitanos,
allá vienen!
Traen de su manto
sus palabras
corren en sus manos
el amor.
¡Allá vienen los
gitanos,
allá vienen!
Triunfan de solsticios
alegrías.
Riegan de su polen
igualdad.
¡Allá vienen los
gitanos,
allá vienen!
Paren de su nido,
la noticia.
Silban de sus moros
el clamor.
¡Allá vienen los
gitanos,
allá vienen!
Riegan de sus cales
el indicio
marcan de sus males
libertad.
¡Allá vienen los
gitanos,
allá vienen!
Bailan del flamenco
sus manjares
ruegan de loores
su cantar.
¡Allá vienen los
gitanos,
allá vienen!
Círculo de claves
sus atuendos.
Surcan de su parte
fe de ricos,
alimentan lunas;
sensibilidad.
publicado en Soplo mágicos disparates, 2003.
“¡Allá vienen los gitanos, allá vienen!” Con en este poema, inspirado en García
Lorca y dedicado a ella se inició el camino, las aproximaciones, La bibliografía de un teatro silenciado;
pausa... intuición. Teresa Valdivieso, un Personaje Principal en mis papeles
inconclusos y fragmentados en el quehacer de la vida, la belleza, sus
detenimientos, asunciones y proezas.
Entronar una crónica de años, vivencias, quehaceres, fracasos, empeños y
triunfos es una pequeñez que no se resume en someras hojas y palabras. Teresa
Valdivieso tomó mi mano y me hizo descubrir que el mundo era mío y sería mío.
Acercarme a ella y seguir el camino, las huellas en la que se iluminaban con
descubrimientos, hipótesis, teorías, análisis; pero nunca conclusiones, era la
maestría que te inculcaba el saber. Desde que llegué a Arizona, siempre supe
que ésa era la guía. Me encanté con ella y ella me cobijo y me impartió su
cátedra, su experiencia, su investigación, su sapiencia y su protección.
Siempre intuí que ésta era la última etapa de los grados académicos y seguir
las huellas, como Guajayona, el indio taíno, cuyas sus madres de la Isla de
Martininó cambiaron su esencia. Asimismo, sin recriminaciones, cuando quieres
obtener una meta, se entrega a esa sapiencia que tú reconoces de antemano y que
te va a llevar a tus resultados. Claro, había que emprender un plan con
estructuras, bosquejos que ella corregía y te corregía hasta el cansancio tuyo,
pero no el de ella. Ella no tenía límites, una maestría de conocimientos,
experiencias, intuiciones, prácticas, metas y búsquedas de conclusiones
infinitas.
De esta forma se emprendió la jornada. Tomé con ella un curso de metodología
para la investigación académica y ahí comenzó el trayecto. Aprendía, escribía y
ella calificaba y editaba. Era un proceso con unos pasos, aventuras y
decepciones. Yo había aprendido a investigar y escribir, pero no sabía que
tenía dentro de esos pasos que corregir y adelantar, lanzándome a la aventura.
La 'Valdi' me apoyaba siempre. Decía que yo tenía muchos talentos que habían
que ordenar.
El curso de bibliografía fue el primer escalón para realizar aquella
disertación sobre la intertextualidad de las obras del teatro español de los
clásicos, Valle-Inclán y el esperpento, La Barraca y los dramas de García
Lorca, como también del Teatro Pánico de Arrabal de los sesenta y El Teatro
Furioso de Francisco Nieva. Por supuesto que tampoco faltaba El Nuevo Teatro
Latinoamericano hasta su conexión con el drama puertorriqueño popular de Pedro
Santaliz y sus viajes de Nueva York a Puerto Rico. Por esta razón, se escribió
“ El esperpento puertorriqueño: El Nuevo Pobre de América de Pedro Santaliz”,
título de mi tesis doctoral que luego se publicó como libro por la Editorial
Gestos, 2005. Ahora todo ese conocimiento y metodología desembocan en el teatro
niuyorriqueño que investigo con la figura de Víctor Fragoso.
De esta manera y, como acto de magia y seguimiento, con ella entré en el teatro
español de todas las épocas. La 'Valdi' sabía mucho, era cultísima, especial;
tenía siempre como Bernarda Alba, el bastón, pero no el de la represión, sino
el de toda libertad que puede tener un intelectual y artista que conoce y
trabaja su disciplina. Ella se entronaba, aparecía y representaba los grandes
caracteres del teatro español y sus vestigios: Trotaconventos, Celestina, Doña
Inés, La Marica del Reino, La Bernarda y otros que seguían en mis imágenes.
Me llevó por todos los caminos del teatro español desde los clásicos del Siglo
de Oro, el teatro dieciochesco, el romántico, el realista hasta el del mundo
contemporáneo. Me enseñó al teatro “undeground” su tesis doctoral y así conocí
a: Miralles, Ruibal, Nieva, Muñiz, Martínez Medeiros, Riaza y Martín Recuerda,
por mencionar algunos. En ese momento la profesora no quería saber de ellos y
apasionadamente me descubrió a Sanchis Sinesterra, una figura bastante nueva y
atrayente para ambos. Había que buscar aquellos nuevos dramaturgos, los cuales
no se habían investigado sus aportaciones al mundo hispánico, ya fueran
españoles, hispano-americanos, hispano-caribeños o hispano-estadounidenses.
De ahí al escenario! Montamos dos piezas en dos momentos diferentes e hicimos
teatro juntos. Una fue del teatro salvadoreño para La Primera Conferencia
Internacional de Literatura y Cultura Centroamericana, y la otra para El
Congreso de Parodia, Ironía, Risa y El Humor Grotesco en las Literaturas: Latinoamericana,
Peninsular, Luzo-Brasileña y Chicana con la obra del Teatro Fronterizo de
Sanchis Sinisterra, autor de ¡Ay Carmela!
Ella confió en mí y yo en ella. Actuamos en teatro y representamos. Ella
elaboraba los libretos y se presentaba como directora de teatro. Esos montajes
se realizaron con técnicas que van desde la narración, la declamación, el
absurdo hasta el travestismo. Era excelente en todo. Teresa Valdivieso era una
magnífica directora de teatro y gran actriz. Siempre le dije que me recordaba a
mis heroínas del teatro y la literatura en Puerto Rico: Alejandrina Céspedes,
Piri Fernández de Lewis, Gloria Arjona, Angelina Morfi, Aurora de Albornoz,
Gilda Navarra y Victoria Espinosa.
La 'Valdi' era el último escalón de toda la teatralidad de vida y enseñanza.
Hicimos un homenaje a la poeta Claudia Lars de El Salvador como corte de cinta.
Ensayamos, analizamos e hicimos todo el montaje bajo su dirección y
actuación. Pasamos por todos los procesos que van desde la investigación teatral,
la imaginación hasta el montaje de una pieza de teatro. Me acuerdo de su
motivación, su élam poético y su maestría en el teatro. Yo, para ella, era uno
de los estudiantes con los cuales "se hace camino al andar" y, juntos
en la investigación teatral y el montaje, se realiza una representación
minimalista. Teresa Valdivieso conocía el teatro, lo amaba y era una de sus
máximas pasiones, aunque en silencio lo callara y ocultase. Ella era excelente
actriz y ddlicada artista; pero la vida, la misoginia y el discurso patriarcal
eran retos que no se dejaban en la mesa, se batallaba contra ellos, se
transgredían y se subvertían hasta culminar en desconstrucciones.
También "hice camino al andar" por otros teatros y teatristas del
mundo internacional, en especial aquéllos que me aportaban ciertas innovaciones
y continuidades con el pasado en los teatros que ahora investigaba, entre
ellos: La Patafísica de Alfredo Jarry, el teatro de las primeras vanguardias—el
surrealismo, el dadaísmo, el futurismo y el cubismo– el teatro de la crueldad
de Antonin Artaud, el teatro del absurdo de Samuel Beckett, el teatro
existencialista de Sartre y Camus, el teatro épico de Bertold Brecht, el teatro
de Jean Genet hasta desembocar en el teatro feminista español y
latinoamericano, el teatro posmoderno, los happenings del Living Theatre de
Julian Beck y Judith Malina, el performance de La Furis dus Baus y el posteatro
del presente. Este trayecto me abriría el enfoque que necesitaba para
desarrollar y culminar la disertación.
Por otro lado, con ella me adentré en el teatro latinoamericano con obras que
van desde el teatro colonial, los clásicos, El Nuevo Teatro Latinoamericano
sesentista-setentista, con autores como: Osvaldo Dragún, Enrique Buenaventura,
Emilio Carballido, José Triana, Sergio Vodanovic, Egon Wolff, el grotesco
criollo argentino, el teatro de Roberto Arlt, El Teatro Abierto Argentino, por
mencionar algunos. Tampoco dejamos a un lado el teatro Malayerba de Arístides
Vargas que en sus últimos años 'La Valdi' investigaba junto a otros dramaturgos
ecuatorianos, como también, el teatro guatemalteco.
Por supuesto, toda esa historia, escuelas, movimientos, técnicas, metodologías
que conectarán con el teatro puertorriqueño y que me dirigían a penetrar en
dramaturgos como: Emilio Belaval, Manuel Méndez Ballester, Francisco Arriví,
Gerald Paul Marín, René Marqués, Luis Rafael Sánchez y, no menos importante,
Pedro Santaliz, mi héroe y su Teatro Pobre de América. Esto no constituyó un
desenlace, sino se transformó sólo en un punto culminante que me abrió aún más
el horizonte para continuar investigando y estudiando a otros teatristas que
desde los márgenes han apuntado ser parte intrínseca en la historia del teatro
puertorriqueño. Todos ellos fueron en alguna época de mi vida profesores,
directores, colegas actores y proyectos de dirección, como: Abniel Marat,
Antonio Pantojas, Oscar Giner, Myrna Casas, Lydia Milagros González con El Tajo
del Alacrán y Zora Moreno.
Según han pasado los años esta maestría de investigación, dirección, actuación
y representación teatral me fue trayendo al teatro niuyorriqueño que no sólo se
escribe en español, sino también en el inglés o en la diglosia del Spanglish.
Esto autores compartirán con el teatro de Víctor Fragoso y de otros como, Pedro
Pietri, Miguel Piñero, Miguel Algarín, Tato Laviera, quienes han continuado con
la cultura e identidad puertorriqueña desde la diáspora, desde la
transterritorialidad, desde la posidentidad y desde un metalenguaje que
contribuye a la realización de una obra teatral puertorriqueña en la Ciudad de
Nueva York.
Por último, no para concluir, sino pausar, hacer un interludio porque faltarían
millones de palabras, crónicas, ponencias, artículos, libros, cursos que
revelarían ese caudal de conocimiento y cultura que poseyó Teresa Valdivieso. Así
pues, en este
"aparte" debo confesar
que en los últimos doce años, he
cambiado hasta el nombre, ya no el Carlos Manuel, Carlitos, sino en estos
momentos, Carboinael Rixema, quien fuertemente se ha ido dedicando a
representar ASI MI NATION (2010)–una
escritura creativa, ya sean en poesía, performances, monólogos, obras de
teatro, clases–todos con la consigna de poner en práctica el espíritu de La
'Valdi', de su tesoro de conocimientos, su legado de sabiduría y amor.
Mi vida artística, intelectual, académica y personal siempre le estará
agradecida a ella y, como aquel último día que la vi aquí en Madrid en el 2004,
cuando nos despedimos con abrazos y besos de nuestro viaje por Murcia y por
Lorca, le vuelvo a susurrar: “hasta luego, nos mantendremos en contacto”. Esto
no era un "adiós", sino un "hasta siempre".
Doctora Valdiviesi, La 'Valdi', Teresita: eres y serás
un máximo ejemplo de la catedrática sabia y humana, de la pedagogía abnegada,
de la amiga sincera. Te creo inmortal porque para mí has sido, eres y serás el gran pilar del Depto. de Lenguas y Literaturas
de la Universidad Estatal de Arizona y porque mi vida será la prolongación de tus
aportaciones al mundo académico y cultural de España, Estados Unidos,
Latinoamérica, El Caribe Hispano, el mundo internacional y Puerto Rico–¡Mi Patria!