Soplo Mágicos Disparates

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Perfume para Entes o Veneno pa' la Gente

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I Am Pedro Pietri's Character

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Friday, April 13, 2012

Radiografía de un quehacer femenino dominicano: la poesía de Milagros Cedeño




“Radiografía de un quehacer femenino dominicano: la poesía de Milagros Cedeño”
Carlos Manuel Rivera, Ph. D.
Catedrático Bronx Community College, City University of New York

         Integrar a los archivos de la cultura una radiografía de un quehacer femenino antillano, que de papeles, pulsa y retiene cuantos de dinamismo, es un viaje a la iluminación, al descenso de un aquí, un ahora y un más allá en los inicio de nuestro milenio. Es un estoy y permanezco, pero mientras más me detengo en ese “no sé qué”, no debo registrar ni paralizarme en aquellas voces alfabéticas que exigen esos diccionarios literarios elitistas, llenos de exclusiones, vacíos y silencios.
            Así, los poemas de Milagros Cedeño exhuman un andamiaje por ese macro y micro que en correspondencia cósmica también exhudan ese élam de la existencia, del drama y de la lírica. Es como penetrar por los huesos de una escritura  que en bagaje escatológico, exige de osarios, aquellas osamentas que como parto, reclaman un espacio macandálico femenino.
            Es como concebir aquellos trazos genealógicos que viajan desde las mujeres de Martininó, como apuntaba Fray Ramón Pané desde su escritura etnográfica hasta arribar por la poesía sorjuanística como punto de partida. Es como percibir el legado continental e insular de: Delmira Agostini, Juana de Ibarbourou, Alfonsina Storni, Gabriela Mistral, Julia de Burgos, pasando por sus compatriotas Carmen Natalia Martínez , Aida Cartagena Portalatín y Chiqui Vicioso y sin olvidar al tronco inamovible de nuestra madre dominicana, Salomé Ureña.
            Es como una activación conglomerada de esa sinergia que Gea concede a la Confederación Antillana y Latinoamericana en conversión panlantina, desbordando imaginarios que la cultura reinventa antes que el culto mariano se entronizara como espejo de perfecta casada. Es decir, es la antesala ante una variada representación de proyecciones transgresivas, de la cual entendemos que la escritura femenina no intenta empoderar, sino responder ante un horizonte de enérgica contingencia que la categorización binaria patriarcal busca hegemonizar y ocultar como antinomia.
            Demás está decir que en el Caribe el hispanismo tomó su radio a través de transculturaciones, mestizajes, mulatajes, hibridaciones y sincretismos; sin embargo, el  avasallante arielismo ha coqueteado sin rendirse ante una Ciudad letrada, como una constante  ceguera ante aquella metamorfosis alquímica que el indio Guahayona imprimió por inspiración y acción femeninas en Las Antillas, según lo que le contaron al fraile jerónimo. De esta forma, dentro de esa Violante universal a Lope de Vega en su clásico soneto, se retan aquellas fronteras que como mímica anacaoniana y no calco europeizante pare de entrañas, símbolos, imaginarios y experiencias ante la heterogeneidad de sujetos femeninos que viven en América.
            De esta parte, que estos poemas exijan una difusión de sus dispositivos para revelarnos aquella encomienda que pide la ruptura del silencio a aquellas voces que desde el margen y la violencia epistémica por sus inclinaciones disidentes al androcentrismo occidental han sido detenidas. Así esta poesía como una Medea que por derecho propio no asesinó a sus criaturas, sino se enfrentó al sistema para exigir desde su hado mutable los derechos de libertad que no se sujetan a las leyes del patriarcado y a la división binaria y jerarquizante de los géneros.  
            Es una invitación como lectores/escuchas a una poesía como simiente cultural hispana que establece que ser mujer no representa la sumisión ni la esclavitud al discurso falologocéntrico, sino como guerrera y como fecundadora en la tierra por Decreto Divino, demanda que se recreen de una creatividad multitemática, como pacto con El Creador, que se manifiesta en tópicos que van desde la muerte, la maternidad, la orfandad, el desengaño, el adulterio, hasta la violencia doméstica. Por lo tanto, como ejemplificaciones denunciantes ante el discrimen y la barbarie políticas de nuestra condición social planetaria, los poemas de Milagros Cedeño son un llamado a la redención, a la conciencia de vivir y aspirar a una mejor calidad frente a las rocas que se  nos impone, siendo este mundo, uno de bienestar para todos, aún con nuestras diferencias.